El gringo que más manda (Trump) y su avión de lujo
El chivo que más mea en USA, Donald Trump, se fue de paseo por el Golfo Pérsico y volvió con tremendo regalazo: un Boeing 747-800, cortesía de la familia real de Catar. El avión no es cualquier cosa, lo llaman el “Palacio Volador” y costó unos 375 millones de euros. Trump lo aceptó con todo y bendición de sus abogados, y planea usarlo como nuevo Air Force One. El avión actual ya tiene sus años, así que el nuevo le cae como anillo al dedo. Eso sí, luego lo donará a su biblioteca presidencial. Aprovechando el viaje, el pana también decidió cambiarle el nombre al Golfo Pérsico por “Golfo de Arabia”, lo que encendió los ánimos en Irán. Pero él, muy fresco, dijo que no quiso ofender a nadie. Clásico Trump.
Nueva esperanza para Gaza y Ucrania
En otro rincón del planeta, Hamás anunció que va a liberar al militar israelí-estadounidense Edan Alexander como gesto de buena fe. Lo hacen con la esperanza de conseguir un alto el fuego, abrir fronteras y meter ayuda humanitaria a Gaza. Quieren negociar en serio para que la guerra pare y se intercambien prisioneros. Incluso propusieron que Gaza la maneje un grupo independiente, sin rollos políticos. Mientras tanto, en Europa del Este, Zelenski lanzó una bomba diplomática: está dispuesto a sentarse con Putin en Estambul, pero solo si hay cese al fuego verificable desde ya. Dijo que no quiere más muertes innecesarias. Trump, desde su trono en Washington, ya había apoyado la idea. Y países como Alemania, Francia y Reino Unido también están empujando para que el fuego pare.
Un Papa agustino y bien distinto
Y en el Vaticano, hay nuevo Papa: León XIV, que viene directo de la orden de los agustinos. El hombre es humilde, misionero y con más de 20 años en Perú. En su primer discurso dejó claro que viene con espíritu de unidad y caridad. Ya su lema lo dice todo: “En aquel Uno, seamos uno”. Todo indica que este papado va a tener un estilo bien distinto, más sencillo y más de comunidad. Hasta su primera salida fue a un santuario agustino, demostrando que su raíz espiritual marcará la pauta.
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